FRIDA KAHLO: SUEÑOS Y REALIDAD

¿Quién es la actriz que lleva a cabo la emblemática misión de encarnar a la mítica Frida, se preguntarán seguramente?  Susana se perfecciono como actriz durante veinte años en   CABA, siendo su  primer Directora  Liliana Cam, del Grupo Querube, luego Roxana Testa la dirigió en  numerosas obras como: Las petunias pisoteadas de Tennessee Williams; La pasión según Antígona Pérez, de Luis Rafael Sánchez; Mujeres, de Eduardo Galeano;  la Trilogía Evita, Rigoberta Menchú y Bartolina Sisa,  La malasangre, de Griselda Gambaro, entre otras bibliografías tomada de textos periodísticos y  conversaciones  entablada con la actriz para ponerle  color a la nota..

     Mientras, oscurecía el teatro y se encendían los cenitales para mostrar al personaje en tan pintoresco escenario que presentaban algunas de las obras de Kahlo, una pequeña bruma cubrían el escenario tapando los barbijos y las miradas atónitas de las personas dando paso al personaje, es allí donde surgieron  las apasionantes ganas de conocer sobre esta mexicana… 

     Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón es una reconocida artista mexicana marcada por las penurias, los desencuentros y las fatalidades. Nació el 6 de julio de 1907 en la casa que fuera propiedad de sus padres conocida como la Casa Azul.   A los seis años de vida Frida adoleció de poliomielitis provocándole que su pierna derecha quedara más corta.  Sin embargo, esto no impidió que fuese una estudiante tenaz, brillante e inquieta. Un 17 de septiembre de 1925, sufrió un trágico accidente cuyas consecuencias fueron graves ocasionándole fracturas varias y lesiones en la espina dorsal debido a que el vehículo en que se transportaba fue arrollado por un tranvía y a causa de ello debió permanecer inmóvil varios meses.  Frida comenzó a pintar y luego se relaciona con diversos artistas, entre ellos la fotógrafa Tina Modotti y el reconocido artista Diego Rivera con quien mantendrá una tóxica relación en términos contemporáneos o enfermiza codependiente en el último de los casos para algunos. No pudo tener hijos a causa del accidente pues los abortaba, situación que marcara profundamente su corazón.  

      Si continuamos investigando sobre el legado de Frida Kahlo descubriremos la intensa relación entre Frida, su labor y el hogar donde vivió gran parte de su vida: la Casa Azul. Al casarse con Diego Rivera, esta genial pintora residió en diferentes lugares de la Ciudad de México y en el extranjero. Sin embargo, regresó varias veces a su morada familiar de Coyoacán, situada en los barrios más bellos y antiguos de la Ciudad Mexicana, que luego será convertida en museo (1958), cuatro años después de su muerte en el año.  Actualmente, es el sitio donde los objetos personales develan el universo íntimo de esta artista latinoamericana reconocida mundialmente. En esta residencia, se encuentran algunas obras emblemáticas, así como notas, algunas libretas de trabajos encargados, informes y las tan conocidas cartas dirigidas a su esposo que circulan en nuestra actualidad.

     Sin duda la existencia de esta “embajadora cultural” fue tan inquietante como sufrida donde la tenacidad de su espíritu permitió   superar todos los conflictos que se le presentaban. No fue fácil su empresa, pero sentó precedentes para los artistas que le precedieron, y para público en general dejando una impronta marcada a fuego. Sobre ella se escribieron sendas historias o fragmentos de momentos, películas y hasta obras de teatro.

      Al cerrarse el telón y sobrevenir luego los aplausos comprendemos que el público descubre a la artista y se encuentra a un icono potente de libertad y autodeterminación; una mujer que paso por 32 dolorosas operaciones en una época durísima, con secuelas limitantes que no impidieron su transitar. Su nombre “Frida” significó libertad y así durante toda su exégesis… una constante lucha donde a través de los cuadros, pintaba su realidad…  

     Además, la certera actuación de Susana Copa nos introduce en el conocimiento de la artista al tomar posesión de su alma, su mirada y sus virtudes. En aquellas aristas fantásticas de su monólogo reconoceremos momentos históricos impensados y ocultos que se develaran solo al público que sigue anonadado la obra.   Este unipersonal propone al público un encuentro con la artista, en la histórica Casa Azul. Asimismo, Susana al respecto comenta: “Cuando me encuentro en el escenario realizo un homenaje a una mujer latinoamericana, pintora e ícono del feminismo; alguien que ha transformado su dolor en obra de arte, y más adelante continúa:  en el escenario no interpreto a Frida, soy FRIDA…; y en este mismo sentido, en alguna ocasión pasada,   Kahlo expresó: "Me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco"…