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La emotiva historia de una maestra que viaja en canoa para dar clases

Como los niños no tienen recursos para tener clases en línea, la maestra va hacia la comunidad indígena para ayudarlos.

Sociedad - Educación Dany Dany

La protagonista de esta historia es una profesora de 37 años originaria de Panamá llamada Graciela Bouche quien ha llevado el amor y compromiso por la educación a otro nivel, al acudir desde su casa en una zona urbana en la provincia de Panamá hacia una localidad rural en la provincia de Colón para ayudar a un grupo de niños indígenas que no tienen acceso a internet para tener clases en línea.

Y es que después de que el gobierno panameño estableció las medidas para parar los contagios de COVID-19 en ese país, miles de personas, entre esos grupos indígenas, han tenido graves dificultades para adaptarse a la nueva normalidad del teletrabajo y a las clases en línea, por la falta de recursos económicos para tener celulares o computadoras e incluso en algunas ocasiones están tan aislados que no tienen señal de telefonía ni cobertura de internet. 

 
Uno de estos casos, ocurre con los niños de la etnia Emberá quienes tienen problemas para conectarse a las clases en línea ya que viven en una zona selvática en la localidad de Gamboa en la provincia de Colón donde la señal es escasa. Sin embargo, la maestra Graciela decidió hacer todo lo posible para que los estudiantes puedan recibir sus clases y por esto acude a la comunidad 1 o 2 veces por semana, cruzando el río Chagres que divide las provincias de Panamá y Colón, con la ayuda de Madelaine, una mujer indígena de 25 años que con su remo y canoa lleva a la maestra hacia el puerto de los Ella Puru.

Graciela embarca una pizarra, una laptop y algunos alimentos para sus alumnos y en entrevistas con medios locales explicó que “la decisión fue por el problema de conectividad que ellos tienen y que no estaban recibiendo el contenido académico igual que el resto de los estudiantes. Eso me motiva a venir y a acercarme a ellos para darles clase semi presencial”. Y agregó que antes de la pandemia los niños de Ella Puru y de otras comunidades cercanas normalmente acudían a una escuela en la provincia de Panamá cruzando el río y después tomando el bus escolar en un viaje de 40 minutos. 

En entrevistas con medios locales, Evelyn Cabrera, secretaria de la comunidad Ella Puru y mamá de un niño que está en primer grado, comentó que en su localidad no hay energía eléctrica y que el celular no siempre es una opción: “por el teléfono a veces aquí se va la señal o no hay data o no tengo tarjeta con que conectar al niño y como son páginas web se hace difícil entrar”. Sin embargo, Graciela está haciendo todo lo posible para que los niños tengan una buena educación y se ha convertido en el enlace entre los estudiantes y los otros maestros, al llevar su laptop y celular para que los niños hagan videollamada con ellos y tengan las clases de las demás materias.

Finalmente, Evelyn mencionó unas palabras de agradecimiento en nombre de todos los padres de familia de la comunidad: “la experiencia ha sido buena, porque no cualquiera hace el esfuerzo. La travesía es larga y peligrosa. Pero ella lo hace por el cariño a los niños y estamos aquí para apoyar a la maestra”. 

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